miércoles, 24 de febrero de 2016

Plazoleta Del Fundador (San Isidro)



Domingo de Acassuso

Foto: Adriana B. Ortolani, 2010

Foto: Adriana B. Ortolani, 2016

Foto: Adriana B. Ortolani, 2016

Emplazamiento: Plazoleta Capitán Acassuso (9 de Julio y Av. del Libertador).

Descripción:
Escultura sedente, en bronce, sobre pedestal de mampostería. Atrás, una columna cuadrangular.
Este monumento presenta al Fundador, en actitud reflexiva, con su cabeza inclinada hacia abajo. La rodilla derecha toca el suelo. Sobre su pierna izquierda, flexionada, apoya el brazo. En esa mano lleva un  pliego enrollado. Con la mano derecha parece tomar un libro que, a su vez, le sirve de apoyo, casi en contacto con el piso.
“Imaginé al fundador en actitud orante, rogando por el futuro de la región en medio de un campo de espinillo”, dijo el escultor el día que se descubrió su obra (1).
En el sector inferior derecho de la imagen, sobre un pliegue del ropaje, aparece la firma del artista: Julio C. Vergottini.

Sobre el suelo, delante de la imagen del Fundador, yace la Piedra Fundamental del Monumento. Tiene la siguiente inscripción: “PIEDRA FUNDAMENTAL DEL MONUMENTO / QUE ERIGIRÁ LA CIUDAD DE SAN ISIDRO / A SU FUNDADOR / CAP. DON DOMINGO DE ACASSUSO / COLOCADA POR VOLUNTAD VECINAL / SIENDO COMISIONADO MUNICIPAL / EL CAP. DE FRAGATA GRAL. / DON HORACIO J. GÓMEZ / 1706 – OCTUBRE 14 – 1956”

Autor: Julio César Vergottini (1969).

Vergotini, Julio César

Julio César Vergottini, nació en Almagro, el 5 de septiembre de 1905.
Comenzó a esculpir a los nueve años. Realizó una réplica de la cabeza de Venus junto a sus hermanos y así comenzó su pasión por la escultura.
Cuando se mudó a La Plata, tuvo al español Arturo González como maestro en el arte, quien lo orientó con su obra y la de los grandes maestros, observando láminas, esculturas y trabajando en la enorme biblioteca de su maestro.
A los quince años expuso por primera vez “Niño Baco”. luego siguió con “Cabeza de Romano” y “Cabeza de Mujer”.
En 1922 expuso sus primeras esculturas en diversos salones nacionales dándose a conocer.
Desde 1928 hasta 1935, recorrió Brasil, Europa y norte de África en compañía de su hermano, el dibujante “Marius”.
En 1937, estando en Resistencia, Chaco, envió el proyecto del “Monumento al Izamiento de la Bandera, obteniendo el primer premio y al año siguiente volvió a Buenos Aires para comenzar a trabajar. El monumento finalmente se inauguró en 1940 en la Plaza Colombia, Av. Montes de Oca al 800 (Barracas).
Realizó el mausoleo a Alfonsina Storni y Celedonio Flores en el cementerio de Chacarita; el monumento al Gaucho, enviado a Río Grande; “Cabeza de Sarmiento”; los bustos en bronce “Espora” y “Rosales” del Museo Naval de Tigre y el Museo Naval de Quilmes; la escultura “Levando Anclas” o La Sirga, en el paseo Caminito; el busto del Almirante Brown, en la Plazoleta Vuelta de Rocha, otro en Foxford (Irlanda), y otro busto de Brown en Montevideo; Hilario Ascasubi, en mármol de carrara, ubicado en el “Jardín de los Poetas” del Rosedal de Palermo; busto de Mahatma Ghandi en la Embajada de la India de Argentina; Martín Fierro en Avellaneda por encargo de los centros tradicionalistas del lugar; y otras obras para el Bellas Artes de La Plata; municipal de Junín y de Tres Arroyos.
En el parque Paseo Almirante Brown de Crucesita (Avellaneda) se instaló en 1962 el "Monumento a la Madre" de Vergottini. Todavía permanece como testimonio el anfiteatro en la intersección de Zeballos y Castelli. Unía la Av. Mitre, con Roca y 12 de Octubre. Sus dimensiones eran de unos 20 metros de ancho y 300 metros de largo. Era un paseo muy parquizado que se construyó en 1961, y se cerró al acceso público en 1971. Se levantó en ese sitio un galpón para garage impidiéndose el acceso al pasaje, el cual por lógica debió haber sido una calle pública. En aquel espacio verde, del lado de Mitre, se levantó el primer monumento “A la madre” en la ciudad de Vergottini, rodeado de una pequeña fuente azulejada. La estatua luego fue trasladada al parque de Domínico.
En el viejo Puente Barracas sobrevive una especie de “torreón”, que fue construido para albergar la antigua sala de máquinas del puente levadizo, cuando el Riachuelo era navegable hasta Valentín Alsina. Esta pequeña rareza arquitectónica se salvó de la demolición, y por muchos años Vergottini, la usó de taller y vivienda.
Vergottini no había logrado cobrar sus honorarios por la mayoría de sus obras, -"¡Una vez que la escultura estaba terminada había que instalarla, y yo no la iba a destruir porque no me la pagaban!", solía decir. Sin embargo a la hora de las inauguraciones, se subían al palco para salir en la foto. El abuso hacia su noble vocación de artista dejó al anciano maestro en la miseria, desamparado. Algunos solidarios se movieron hasta lograr que la Dirección de Vías Navegables le prestara ese abandonado refugio ribereño para habitarlo. Allí se rodeó de sus maquetas, dibujos, cartas, recuerdos de celebridades amigas y homenajes.
Fue distinguido por Benito Quinquela Martín con la “Orden del Tornillo” de oro, en 1950 y en la ciudad de La Plata con “La Orden de la Dama de Elche” en 1958.
Fue el primer artista en viajar a la Antártida, y al Ártico en submarino norteamericano.
El libro referido a sus dibujos “El arte es una larga meditación”, fue editado por la Fundación Nuevo Riachuelo, e impreso por el Servicio de Hidrografía Naval en 1995.
Su obra se reconoce en la Gran Enciclopedia Argentina de Santillana, en el Diccionario de Artes Plásticas de la Argentina de A. Merlino, en el libro de personalidades de los Argentinos, en la Enciclopedia de Arte de América.
Falleció el 6 de mayo de 1999. Sus restos descansan en Avellaneda (2).

Reseña histórica:
Fue inaugurado el 15 de mayo de 1969, siendo intendente el Capitán de Navío Cristian Belaustegui.

En septiembre de 1925, el Concejo Deliberante había dictado una ordenanza en la que expresaba que el monumento al Capitán Domingo de Acassuso debía erigirse en la plazoleta que se hallaba al costado de la catedral (no se llevó a cabo, puesto que en ese lugar se colocó el Sagrado Corazón en 1940) (3).

Hacia 1930, en oportunidad de festejarse el bicentenario de la creación de la Parroquia, se formó una Comisión presidida por el Ilmo. Rmo. Obispo de la Plata, Monseñor Francisco Alberti y el Obispo de Aulón, Monseñor Luis Copello, el intendente don Ernesto de las Carreras y el cura párroco Agustín Allevi, acompañados por una nutrida lista de distinguidos vecinos. Se propuso, entre otras iniciativas, erigir el Monumento al Capitán Don Domingo de Acassuso. El 25 de mayo de ese año se colocó la piedra fundamental del monumento, proyectado como un edificio-monumento en cuyo frontispicio se colocaría una estatua de Acassuso. Ese edificio sería un Salón Teatro en la calle 9 de Julio nº 83. El mismo fue inaugurado el 8 de diciembre de aquel año, pero tiempo después el predio se transformó en el cine-teatro Acassuso.

En 1956, cuando se cumplían 250 años de la fundación de la Capellanía, se colocó una nueva piedra fundamental en el espacio libre existente frente al Concejo Deliberante, pero tampoco se concretó el monumento.

En 1965, siendo intendente Juan Manuel Basso, se sancionó la Ordenanza 4.112 imponiendo el nombre de “Capitán Domingo de Acassuso” a la plazoleta ubicada en Libertador y 9 de julio. Pocos meses después se designó una Comisión presidida por el Director de Cultura, el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, el Director del Museo Pueyrredon, don Juan Santos Paván (representando a San Isidro Tradicional) y otras destacadas personalidades. Esta Comisión estableció como fecha para la inauguración del monumento el 15 de mayo de 1966. Se llamó a concurso para el anteproyecto, resultando elegido el del escultor Julio C. Vergotini.
La interrupción del gobierno institucional demoró la concreción de la obra que, gracias a la intervención de don Santos Paván y don Antonio Matar lograron reactivar cuando estaba inconclusa en el taller del escultor (4).

Finalmente en el día del Santo, en 1969, frente a la catedral, en la esquina de 9 de Julio y Libertador, fue inaugurado el ansiado monumento.


Placas, leyendas e inscripciones:
En el frente del pedestal hay cuatro placas. La del centro, en mármol grabado dice: “CAPITÁN / DON DOMINGO DE ACASSUSO / EL PUEBLO DE SAN ISIDRO / A SU FUNDADOR / 15 DE MAYO DE 1969”. A la izquierda de ésta, una placa en bronce: “INSTITUTO CULTURAL / ARGENTINO – URUGUAYO / A LA / CIUDAD DE SAN ISIDRO / EN SUS TRESCIENTOS AÑOS / 1706 – 2006”. Debajo de ésta, una cerámica con la leyenda: “30 AÑOS RESPETANDO Y DIFUNDIENDO SAN ISIDRO / 1982 – 2012 / CENTRO DE GUÍAS DE TURISMO DE SAN ISIDRO”. A la derecha, otra placa, grabado en mármol dice: “A SAN ISIDRO EN 50 / AÑOS COMO CIUDAD / AUTORIDADES Y PUEBLO / 1942 12 DE AGOSTO 1992”.
Sobre el piso, cerca de la Piedra Fundamental del Monumento, una placa grabada en mármol: “CIUDADES HERMANAS DE AMÉRICA / SAN ISIDRO LIMA – PERÚ / SAN ISIDRO BS. AS. ARGENTINA / EN EL DÍA DE SU PROCLAMACIÓN / 11 DE ABRIL DE 1972”.

Procedencia de los datos:

(1) Hoss de Le Comte, Mónica G. San Isidro, el sueño del Capitán. Fundación Banco de Boston, 1991. Buenos Aires.
(2) http://actualizacionesturismo.blogspot.com/2009
(3Tirigall, Jorge. San Isidro. Algo de nuestro ayer. San Isidro, 2000 (págs. 75 y 76).
(4) Lozier Almazán, Bernardo. El Arcón de los Recuerdos. Crónicas sanisidrenses V. Carta Abierta. San Isidro, 2000.

Foto: Adriana B. Ortolani, 2016
Foto: Adriana B. Ortolani, 2010
Foto: Adriana B. Ortolani, 2010

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Domingo de Acassuso, entre la realidad y la leyenda
Por Miguel Ángel Lafuente

Según Rómulo Avendaño Apuntes Históricos sobre el Partido de San Isidro, de 1869, considerado el primer historiador de nuestro Partido, dice:
“En las tropas españolas de Buenos Aires, encontrábase un soldado llamado Domingo de Acassuso, a quien la providencia destinaba a ser algo más. Enviado a San Fernando se detuvo en el pago de Monte Grande, que es precisamente el paraje donde hoy está San Isidro, movido por el calor y el deseo de reponerse a la sombra de un frondoso espinillo que a ello convidaba, (el pago de Monte Grande era una miserable aldehuela compuesta de un corto número de labradores) el soldado Acassuso se quedó dormido y tuvo un sueño que dio origen más tarde a un pueblo. Vióse en él como edificador de una iglesia a San Isidro Labrador, patrono de la ciudad de Madrid, y como tal, nuestro héroe era inmensamente rico… Despertado de su sueño, el buen hombre bendijo su viaje e hizo promesa de construirle una iglesia, en el mismo paraje donde saboreara la visión. La fuerza de la fe, hizo perseverar a Acassuso y algunos años después llegó a ser Capitán Acassuso, poseedor de una fortuna casi fabulosa… Tal es la crónica que se conserva sobre la fundación de la iglesia, que es propiamente la del pueblo. Si la manera de ser, el carácter de los fundadores se transmite a las generaciones que les han de suceder, podría decirse que los habitantes de San Isidro, han heredado de Acassuso la devoción y moralidad que hace de este pueblo una excepción honorable entre los comarcanos. Distínguese especialmente por su laboriosidad y dedicación a la agricultura, que es la principal ocupación.”

La primera edición de San Isidro, Reseña Histórica, de Adrián Beccar Varela, es de 1906 y entre otras cosas, en su obra leemos:

“La vida ejemplar de Acassuso… Fundador de la iglesia de San Isidro… Desempeñó en Buenos Aires el cargo de Tesorero Real de la Real Caja desde abril de 1712 a setiembre de 1714, Contador de la misma y Alcalde Ordinario de 2º voto en el Cabildo de 1716… sus acciones nobles, han hecho que su nombre perdurara a través de los siglos. Los hombres no valen por los méritos de sus ascendientes, sino por sus acciones personales. Feliz el que funda su nombre, o el que conquista un título por su solo esfuerzo”

Dice en otro párrafo Beccar Varela: “No se puede constatar la fecha de muerte de Acassuso, pues no se encuentra en ninguna parte del expediente, pero debe haber sido entre los años 1725 y 1726”. Se sabe que Domingo de Acassuso, murió trágicamente el 8 de febrero de 1727, y continúa el autor: “Lo que referimos sobre la fundación de la iglesia de San Isidro, nos demuestra el sentimiento generoso de que estaba poseído Acassuso, máxime si se tiene en cuenta que en aquella época en que él hacía esas obras piadosas, todo era ambición y lucro… su fortuna ya no encontrada por un acontecimiento milagroso ya por el esfuerzo de su trabajo, o ya por actos de contrabando fue puesta al servicio de sus conciudadanos y de la patria, fundando iglesias que para aquellos años eran de grandes proporciones e importancia. Había en el Perú, entre muchas otras industrias, la de la fabricación de clavos dorados,- objetos de mucha venta- pues servían de adorno y de necesario sostén a los cuadros que se exhibían en los salones y comedores, en antesalas y dormitorios… En uno de esos pedidos y esperando la cantidad de clavos que exigiera, detiénese ante su puerta una carreta conductora de varios cajones. Acassuso procede en ese acto a abrirlos, para ir colocando en su lugar correspondiente los artículos pedidos al Perú y que en ese momento recibía. Al desclavar el segundo cajón don Domingo trepida: lo que ve no son clavos dorados, lo que toca es oro agrupado en espléndidas barras. Deja Acassuso el cajón que le muestra riquezas, abre otro, otro y otro y siempre clavos dorados, pero al hacer lo mismo con el último, vuelve de nuevo a encontrarse con idéntica mercancía que el segundo: oro y oro de verdad… Hombre honesto en toda la extensión de la palabra, cierra Don Domingo de nuevo los cajones para él, de mercancía equivocada… van chasques al Perú, a preguntar a la casa remisora sobre el contenido de los cajones enviados y vuelven chasques del Perú, contestando que se le ha enviado la mercadería pedida en seis cajones: única y exclusivamente la mercadería pedida… Nace entonces una lucha alentadora de honradeces..”.    Acassuso se convierte en un hombre rico.

Finaliza el capítulo II, diciendo: “He ahí la tan hermosa como sencilla tradición del pueblo de San Isidro, conservadora en la memoria y transmitida por los labios, de generación en generación. Hemos tratado de no quitarle nada del aroma que contiene, pues ella no parece otra cosa sino la irradiación, a través de los tiempos, del perfume que emana de la flor del espinillo que se encargará de dar vida a un pueblo nacido de la misteriosa fantasía de un simple sueño”.

Por su parte Bernardo Lozier Almazán en Reseña Histórica del Partido de San Isidro, San Isidro, 1986, dice:  “…su actividad comercial (se refiere a Acassuso), consistió en la venta de comestibles, géneros, herramientas de trabajo, velas de sebo, cerraduras, clavos, etc., incluyendo el rubro de tráfico de negros y acaso contrabando, ocupación bastante difundida entre la gente de pro… Al margen de la historia existe una leyenda que le atribuye su fortuna a un ‘milagroso’ episodio ocurrido a mediados del año 1702, cuando recibió un envío de clavos dorados y descubre dos cajones que contenían barras de oro… además de la actividad comercial, en 1712 asumió la función de Tesorero de las Reales Cajas, Contador de las mismas en 1712, Recaudador de la Limosna de la Bula de la Santa Cruzada en 1722…”

Francisco P. Kröpfl en Contrapunto histórico. Carta Abierta, San Isidro, agosto, 1990, nos dice:  “La leyenda de los clavos es el punto. Se tomó como verídica señalando que los clavos dorados que Acassuso compró en Lima y le llegaron convertidos en clavos de oro puro lo convirtieron en uno de los hombres más ricos de la ciudad… esperaremos que Mitre el ‘inventor’ de la historia argentina basado en los documentos, (de Pelliza) no haya leído el folleto de su contemporáneo… en lo que respecta a la fortuna de Acassuso, hay una tercera versión y está documentada. Está probado que el Capitán fue uno de los dos mayores traficantes de esclavos de su época en Buenos Aires”.

Daniel Schávelson y Mario Silveira en Excavaciones Arqueológicas en San Isidro, San Isidro, 2001, escriben:

“El mismo Domingo de Acassuso, fue un personaje en extremo rico en Buenos Aires, en donde llegó a ser uno de los más poderosos negreros y contrabandistas de su tiempo, lo que le dio una enorme fortuna amasada en pocos años; incluso antes de donar la capilla de San Isidro ya había donado el dinero que costó la construcción de la iglesia de San Nicolás de Bari y había comprado varios cargos públicos en la ciudad”.

En documentos del Archivo General de la Nación, en especial los referidos a Juicios de Residencia de Gobernadores, causas criminales por contrabando, cuentas y Archivo de la RTal Hacienda, así como investigaciones de historiadores como Molina, Saguier, Jorge Gelman y Moutoukias, se resumen las siguientes conclusiones:  la corona Española prohibió sistemáticamente el tráfico de esclavos, tanto como el contrabando de mercaderías, aún cuando los controles Reales fueran rígidos, resultaron insuficientes. La mayoría de los gobernadores y funcionarios del Río de la Plata estuvieron acusados o sospechados de connivencia con los traficantes. Los esclavos constituyeron, por su alto costo, la principal importación del Río de la Plata. La trata redituaba un 100% de ganancias sobre el capital invertido en Angola y un 200% si eran vendidos en Potosí.

Resumiendo:
El fundador de San Isidro y de su iglesia, don Domingo de Acassuso, fue de “vida ejemplar”, “sentimiento generoso”, de “esfuerzo en su trabajo”, “hombre honesto en toda la extensión de la palabra” y de “lucha alentadora de honradeces”. Creemos que mereció más justicia en su recordación: su muerte ocurrió el 8 de febrero de 1727 y su monumento se inauguró el 15 de mayo de 1969: 242 años después.
Y  por esas contradicciones de la historia su monumento le fue encargado al escultor Julio César Vergottini, del círculo más cercano a Benito Quinquela Martín, y en una línea de plástica social próximo a las ideas anarquistas. En una oportunidad declaró “yo he pasado una malaria económica, me quedé sin nada, hice más de veinte obras que no me pagaron y en el 71 me cedieron este sitio en el Puente Pueyrredón, para vivir”. El escultor Vergottini, que vivió siempre en la pobreza, murió el 30 de mayo de 1999.

Nota: en la revista Panorama de San Isidro, Fevesi, 1972, Pedro F. Kröpfl, escribe: “Los pueblos que no tienen héroes, necesitan leyendas. San Isidro tiene los dos, y con abundancia de detalles: (1) Para reunir fondos y terminar la construcción de la iglesia de San Nicolás, Acassuso comercializó 160 esclavos en el interior. Con el mazo dando y a Dios rogando. (2) Acassuso fue un comerciante afortunado. Tanto que la Cámara de Comercio local no sólo lo considera fundador sino también patrono. (3) Si don Domingo, en lugar de devoto de San Isidro Labrador, se hubiera encomendado a San Judas Tadeo, por ejemplo, hoy en vez de sanisidrenses seríamos sanjudatadinos, o algo parecido. (4) Acassuso fue, al parecer, más comerciante que militar. De ahí que se sospeche que el libro que el escultor le colocó en la mano no sea precisamente el Manual del Trabuco Naranjero sino más bien, su libro de entradas y salidas”.


Villa Adelina,
20/12/2009
Miguel Ángel Lafuente
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Libro sobre mayólicas

Emplazamiento: Plazoleta Capitán Acassuso (9 de Julio y Av. del Libertador).

Un libro abierto, realizado en cemento, cubiertas ambas páginas visibles con azulejos pintados con los siguientes textos:

Página izquierda:

“El Capitán Domingo de Acassuso,

vecino morador de esta Ciudad, como

mejor proceda de derecho, parezco ante

Su Señoría y digo: que yo tengo especial

devoción con el Sr. San Isidro Labrador, por lo

cual y el deseo que me asiste de celebrar su fiesta,

he resuelto erigir capilla que a un mismo tiempo

sirva para que los vecinos y moradores del Pago de

Monte Grande, logren el bien de tener misa todos los

domingos y días de fiesta…….”

“….en la ciudad de la Trinidad y Puerto de Buenos

Aires, a catorce días del mes de octubre de mil sete-

cientos y seis años …”

Domingo de Acassuso


Página derecha:

El Pueblo de San Isidro

Recuerda el

275º aniversario de la

Fundación de la

Capellanía de su

Santo Patrono

1706 - 1981


Autor: Sicardi (1981)


Foto: Adriana B. Ortolani, 2010

Foto: Adriana B. Ortolani, 2010
Foto: Adriana B. Ortolani, 2010

























                                                                                              

Sor Camila Rolón

Foto: Adriana B. Ortolani, 2016

Foto: Adriana B. Ortolani, 2016
Emplazamiento: Plazoleta Capitán Acassuso, sobre el sector que da a la calle 9 de Julio.

Autor: Hilda D’Aiello

D’Aiello de de Elía, Hilda

Nació en Buenos Aires el 30 de septiembre de 1936.
Profesora Secundaria egresada del Instituto Superior de Profesorado y Maestra Nacional Normal egresada del Instituto Incorporado Mallinkrodt.
En 1969 cursó Extensión Universitaria en Río de Janeiro en el Instituto Cultural Brasil-Argentina. Fue becaria en el Centro de Treinamiento para Profesores de Ciencias do Estado de Guanabara. Realizó seminarios de perfeccionamiento en Biología. Ejerció la docencia en todos los niveles, como profesora de ciencias biológicas (primarias de adultos; Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca; Instituto Superior de Formación Docente de Vicente López). Fue directora de escuela e integró el Equipo Curricular de la Dirección de Educación de Adultos de la Provincia de Buenos Aires. Dictó cursos y preparó guías curriculares para enseñanza de adultos. En 1983 participó en el Congreso Iberoamericano de Educación. Publicó, en colaboración con María Esperanza Wille, los libros “Ciencias para la escuela primaria” (tres ciclos) y “Biología 1, 2 y 3” y “Educación para la salud”, de nivel secundario (1).
En 1998 realizó estudios de arte en la Escuela Superior de Bellas Artes “Regina Pacis”, Capacitación Artística de Dibujo, Pintura, Escultura y Grabado.
En 2001 cursó Capacitación Artística en Escultura en la Escuela Superior de Bellas Artes “Regina Pacis”. Asistió al seminario sobre escultura a la cera perdida con el maestro Antonio Pujía.
En 2002 creó el Taller de Escultura y Dibujo en San Isidro, con cuatro niveles de enseñanza. Desde ese mismo año continúa su perfeccionamiento con el profesor Cesar Fioravanti.
Participó en muestras individuales y colectivas, entre las que se destacan:
1999, XVI Salón Anual de Artistas Plásticos de San Isidro.
2002, Exposición colectiva “Grupo 2001” Escultura y Pintura en Bajo Recoleta. Exposición colectiva Escultura y Pintura en Maxi Farma (Martínez). XIX Salón Anual de Artistas Plásticos de San Isidro.
2003, Exposición individual Museo de Esculturas “Luis Perlotti”. Muestras de escultura en la Casa Marcó del Pont “Impactos”. IX Muestra Diploma de reconocimiento San Isidro. IX Muestra de Escultura San Isidro Tradicional.
2004, XXI Salón de Artistas Plásticos de San Isidro. Muestra de escultura San Isidro Tradicional.
2005, XXII Salón Anual de artistas Plásticos de San Isidro. XI Muestra de escultura en el Salón del Concejo Deliberante de San Isidro. Exposición individual en el subte, Estación José Hernández, Línea D.
2006, 3° Premio de Escultura en el XXXII Salón Anual de APSI.
2007, XIII Muestra de Escultura San Isidro tradicional.
2008, Muestra 47° Aniversario San Isidro Tradicional. Muestra de Escultura en el Salón de Exposiciones del Concejo Deliberante. 3° Premio en el XII Certamen de Pesebres Escultóricos en el Museo de Esculturas “Luis Perlotti”. XXV Salón Anual APSI.
2009, Exposición colectiva “Divina Dualidad” en la Galería de Arte Palermo H. Muestra colectiva de pintura y escultura “El abril de los poetas”, Galería Palermo H. Puertas Abiertas‘09 Muestra de Escultura “Club Austria”.
En 1910 realizó el busto del Capitán Aldo Garrido, emplazado en el Pasaje Garrido y Belgrano, San Isidro.
Es autora del monumento a Sor Camila Rolón, emplazado en la Plazoleta Del Fundador, San Isidro, en diciembre de 2010.
En 2011 realizó el busto a Petrona V. de Cordero en el hall del Hospital de San Fernando.

Foto: Adriana B. Ortolani, 2010


Reseña histórica:
Fue inaugurada el 7 de diciembre de 2010.
Por la Ordenanza Nº 8528, del 7 de julio de 2010, se autorizó "la instalación de un busto-imagen en homenaje a la Madre Camila de San José Rolón en la Plazoleta Acassuso, ubicada en la calle 9 de Julio y Avenida del Libertador San Martín, de la Ciudad de San Isidro" (2). 

Procedencia de los datos:

(1) Sosa de Newton, Lili. Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas. Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1986.
(2) Boletín Oficial Nº 814, 1ª Quincena de julio de 2010. Municipalidad de San Isidro.


En la misma Plazoleta “Del Fundador” se encuentra una placa grabada, de mármol, sobre un pilar bajo de ladrillo vista. La placa dice: “ESPINILLO / PLANTADO EL 1–6–1965 / EN RECUERDO DEL QUE A / SU SOMBRA SOÑARA EL / CAPITÁN ACASSUSO / SAN ISIDRO TRADICIONAL / 15-5-75”

Foto: Adriana B. Ortolani, 2010

Foto: Adriana B. Ortolani, 2010
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Sor Camila Rolón

Camila Rolón nació el 18 de julio de 1842, en San Isidro, provincia de Buenos Aires. Sus padres, Eusebio Rolón y María Gutiérrez, la llamaron Camila Corina por haber nacido el día de San Camilo de Lelis, un santo hospitalario del siglo XVI.

Desde los 18 años se sintió llamada a la vida religiosa, pero su delicada salud le impidió soportar los rigores de la vida conventual. En 1880 fundó el Instituto Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, en la localidad de Mercedes, que actualmente tiene comunidades en Uruguay, Italia, Estados Unidos, Madagascar y Rumania.

En 1910, la Madre Camila Rolón viajó a Roma, Italia, para presentar al papa Pío X los estatutos de su congregación, que finalmente fueron aprobados. También fundó hospitales y asilos (más de cuarenta) en Salto, San Vicente, Pehuajó, Exaltación de la Cruz, 25 de Mayo, Baradero, Bragado y en muchos otras ciudades del país y del exterior, como Mercedes y Tacuarembó (ambas en Uruguay) Roma y Génova (Italia) y Barcelona (España).

Murió en Roma, el 16 de febrero de 1913, a los 72 años. Sus restos fueron repatriados a la Argentina, velados en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires ante una multitud y descansan en la Casa Generalicia de la orden, en Muñiz, partido de San Miguel.


Proceso de Beatificación

Como consecuencia de esta fama de santidad de la Sierva de Dios después de su muerte, una vez finalizada la segunda guerra mundial se dieron los pasos concretos para la introducción de la Causa de Beatificación. Fue designado Postulador el Reverendo Padre Antonio Richardi, OFMConv., quien condujo la causa hasta la formal introducción de la misma y dirigió el trabajo de recopilación del material necesario para la elaboración de la Positio. El Proceso Ordinario Romano se desarrolló desde el 2 de agosto de 1950 hasta el 20 de marzo de 1952, a treinta y siete años de la muerte de la Sierva de Dios. Las razones del retardo en la iniciación del mismo fueron, entre otras, las dos guerras mundiales, las dificultades de comunicación, y falta de recursos. Se desarrollaron dos Procesos Rogatoriales: el Platense desde el 26 de marzo hasta el 15 de diciembre de 1951; y el Bonaerense desde el 17 de julio hasta el 21 de diciembre de 1951. Entre tanto fueron enviadas al Sumo Pontífice gran número de Cartas Postulatorias, principalmente de los Obispos de Argentina. El 8 de mayo de 1969 se aprobaron los escritos de la Sierva de Dios. El 27 de abril de 1972 el Promotor de la Fe hizo público su voto. El 10 de diciembre de 1974 tuvo lugar el Congreso Especial “Super Introductione Causa”, con voto afirmativo. En la Congregación celebrada el 30 de enero 1975, los Padres Cardenales también votaron afirmativamente. 13 DE MARZO 1975: PROMULGACIÓN DEL EL DECRETO DE INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA DE BEATIFICACIÓN APROBADO POR SU SANTIDAD PABLO VI El 20 de junio de 1975 se emitió el Decreto Super Non Cultu. El 8 de junio de 1977 la Sagrada Congregación autorizó la instrucción de un Proceso Apostólico en la diócesis de San Martín y dio instrucciones para la constitución de una comisión histórica. Habiéndose juzgado más conveniente que este proceso tuviera lugar en Buenos Aires se obtuvo la correspondiente autorización, y el Emo. Cardenal Juan Carlos Aramburu, designó los miembros del Tribunal, los de la Comisión Histórica y nombró Vice Postulador al Rvdo. Luis Kukovica, sacerdote jesuita. El tribunal sesionó desde el 17 de mayo hasta el 31 de julio de 1978. A las declaraciones de los testigos el Tribunal hizo preceder una relación del Emo Cardenal Antonio Caggiano quien conoció a la Madre Camila en Roma. El 13 de noviembre de 1981 se obtuvo la validez de los procesos Ordinario Romano, Rogatoriales Platense y Bonaerense y Apostólico Bonaerense. El 9 de abril de 1984 fue nombrado relator el Rvdo Padre Yvon Beaudoin OMI, y se comenzó la redacción de la Positio Super Vita et Virtutibus de la Sierva de Dios Camila de San José Rolon. A partir de 1988 fue postulador de la causa el Rvdo Padre Simeón de la Sagrada Familia OCD., Postulador General del Carmelo Teresiano.

http://www.camilarolon.com.ar

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